Creaciones Alicia

Y apareciste tú...

... un buen día, así, de repente,
saliendo casi de la nada,
providencial y milagrosamente,
silencioso, casi de puntillas,
...apareciste tú...
y en ese mismo instante,
como saliendo de la galera de algún mago,
una bandada de palomas blancas
remontaron vuelo estrepitosamente
dejando plumitas flotando en el aire
y en medio de una noche oscura y cerrada,
mágicamente, se hizo la Luz...
Un sol, enorme, rojizo, muy bello
lanzó un rayo dorado que me iluminó
con fuerza por dentro y por fuera...
Mi corazón, se desbocó
en un galope desenfrenado,
mi sangre corrió briosa por mis venas
y mis células... todas...
invadieron cada rincón de mi cuerpo
anunciando la buena nueva...
Ahí, sí... ahí ... estaba el Amor,
ahí... estabas tú... mi Amor,
invadiéndome sin anunciarte ni pedir permiso,
calmo, enhiesto, seductor...
Una cálida ternura y un deseo fogoso
me embriagaron de emoción,
temblando de pies a cabeza
cerré los ojos y me dejé llevar
en paz, segura, serena, feliz.
Te sentía puro, me sentía pura,
mi esencia de mujer, se despertaba lentamente
de un letargo profundo, resucitando a la Vida
y de pronto sentí.., sentí... que sentía...
Me sentía, a mí misma, en la levedad de mi ser,
suspendida en el espacio...
Todo mi cuerpo y toda yo-mujer
me elevaba abandonando todos mis roles,
mis guiones, mis personajes,
para ser única, total y absolutamente ¡Yo-Mujer!
Y me sentí una hoguera,
un leño crepitando entre las llamas
y ahí estabas Tú, único, inigualable,
un hombre, el hombre, mi hombre.
Tus primeras palabras fueron dulces besos
que me trajeron cientos de deja-vu de colores sepia,
Vida, Encuentros, Citas, Sueños, Deseos,
Luz, Amor, Caricias, Ilusiones...
Y pude oler tu exquisito perfume,
el perfume único de tu piel, de tu Ser,
que reconocí de inmediato.
Pude acariciarte, besarte,
...enamorarme...
sentirme profundamente enamorada
como la primera vez... como aquélla vez...
Con los ojos cerrados, puedo recorrerte
de memoria por dentro y por fuera,
perderme en tu mirada, profunda,
transparente, abismal, tierna.
Mis oídos como cañas vacías,
se dejan llenar con el susurro de
ese arroyo murmurador que es
tu voz, grave y dulce a la vez...
Y puedo revivir aquella noche, Amor mío,
aquella inolvidable noche de verano,
en la que sobre la arena, a orillas del río,
con la luna como testigo,
nos tiramos de cara a las estrellas
y nos amamos apasionadamente.
Estrené mil besos que aguardaban por tí
y mientras tu abrigabas mi cuerpo desnudo
entre tus brazos fuertes, cálidos,
contenedores, que me hacían estremecer,
mis besos se fundieron en tus besos
y junto a tus caricias y las mías
sentimos erizar nuestra piel ardiente
y dulcemente, Amor mío, me habitaste,
te sentí adentrarte en mi,
y entre gemidos de gozo y de placer
que nos llevaban a la locura o el éxtasis,
las olas nos bendijeron sin darnos cuenta...
Apareciste tú Amor mío...
y apareció el Amor, no preguntes como,
ni cuando, ni de donde, solo sé que
te veo, te siento, te abrazo,
te toco, te respiro, te espero...
quisiera gritarle al mundo ¡Que te Amo!
Que mi ser se siente bendecido,
que reencontrarte es un milagro
que Dios me ha concedido.
Me siento tuya, te siento mío,
estás en mi Alma, en mi Corazón, en mi Mente
y te llevo conmigo aunque estés ausente
y no es un delirio ni es fantasía,
no ha sido un sueño ni un desvarío,
no sé si es un poema, no sé si es poesía,
sólo sé que mi Alma, casi sin saberlo,
plasmó su más vívido y bello recuerdo...
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Y apareciste tú Amor mío...
...y te Amo en silencio!